un nudo

llego a casa y eres un pequeño enredo en una esquina de tu cama. estás mojado. yo, que a veces soy de trapo, te envuelvo entre mis brazos. como intentando secarte. como si tuviera la solución. he aprendido con los años que yo no soy nadie para curarte, que no soy esa persona. lo he entendido tarde, pero lo he entendido. y por eso te dejo ahí, en la esquina de tu cama, mojado, igual que te encontré. buscando la manera de sentirme menos enfermo, cruzando los dedos para que todo se acabe pronto, deseando en todos los idiomas que al final del día todo esté bien. no quiero ver la máscara, quiero ver tu tristeza, compartirla, derretirla. pero tu tristeza no es para mí. sales, guardándote en la neutralidad de las acciones cotidianas. vas a dar una vuelta. necesitas estar solo. yo te digo adiós, también neutro. tengo la deferencia de esperar a que cierres la puerta, antes de hacerme un nudo en mi esquina del sofá y ahogarme en mis propios incendios.

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